¿Qué ciudadano de formación media o media-baja (y estos últimos cada vez son más gracias a nuestro sistema educativo) podría sustraerse al embeleso de términos y expresiones como solución habitacional, sostenibilidad, fomento del emprendimiento en el colectivo de mujeres y personas jóvenes, centro bioclimático para la formación y el fomento del empleo en las energías renovables y el medio ambiente o animación geriátrica? ¿No se siente usted mismo seducido por tan tecnificado lenguaje? ¿No es lógico pensar que quien auspicia, fomenta y exige la utilización del mismo sabe lo que dice aunque nosotros, pobres mortales, no lo comprendamos porque tenemos menor formación que “los que saben”? ¿No sería fácil, por otro lado, sospechar que ese lenguaje en realidad no dice nada o dice lo que siempre se ha dicho aunque de manera retorcida para ocultar la realidad? ¿Es que se puede proponer un estilo de gobernar “a golpe de un nuevo diccionario”? Este es, fundamentalmente, el trabajo de un disidente. De un disidente que no se conforma con que el poder caprichoso (pero también oscuro, manipulador y malintencionado) decida motu proprio, y arrogándose un derecho que no le pertenece, cambiar la realidad a su antojo a través de la manipulación de la lengua común de todos los españoles. ¡Para eso no me esforcé yo en aprender español!
Mario Flores
Mero observador de la realidad social que le ha tocado vivir, ha escrito su primer libro donde critica esta extraña época de modernidad que le ha tocado padecer. En su faceta profesional, es colaborador habitual en medios de comunicación locales, ha sido entrevistado por algún medio nacional (ABC) y ha publicado artículos en revistas especializadas en relación a su trabajo: las drogas (¡ojo!, su trabajo es la prevención, no la distribución). Es ponente y conferenciante en foros profesionales relacionados con drogodependecias y con menores. Músico amateur, aporrea ocasionalmente la batería en una formación de blues y se encuentra muy vinculado al jazz (estilo del que su mujer es uno de los máximos exponentes vocales). También es capaz de cantar casi todas las canciones de los Beatles con la guitarra, aunque ésa es otra historia. Éste país llamado España le quita el sueño y, a veces, llega a pensar en el exilio. Sólo es retenido por su Golden Retriever, Becky, quien no está acostumbrada a viajar a Nueva York. El autor es enamorado de su familia y sus amigos y es feliz en Lucena, donde mucha gente lo saluda por la calle. Con este libro espera aumentar el número de “saludantes” al mismo tiempo que pide clemencia a aquellos que sufran de indigestión.
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